lunes, 25 de mayo de 2009

Increíble y caluroso concierto en Bayona


El concierto de Bayona resultó increíble por el calor de los aplausos finales, por la entrega del público bayonés y por el sentimiento y cordialidad expresado hacia nuestra agrupación por la Sociedad Pottoroak, anfitriona de la velada musical. También es necesario añadir que la sonoridad de la iglesia del Santo Espíritu de Bayona era excelente y esta circunstancia suele ser muy importante a la hora de crear todo un recital musical como el que Los Templarios habíamos preparado para esta ocasión. Fueron un total de quince canciones, que nuestra directora, Izaskun Franco había repartido en cuatro apartados de diferente temática y que resultaron muy apropiadas para la ocasión. Todas estas particularidades hicieron de la gala un exquisito acontecimiento.


Los aplausos fueron creciendo en intensidad a medida que las canciones iban desgranándose por las bóvedas de la iglesia del Santo Espíritu. Primero, para calentar el ambiente, la coral de los anfitriones de la Sociedad Pottoroak entonaron cinco composiciones vascas y, seguidamente, Los Templarios nos situamos en las escalinatas del altar para comenzar nuestro recital con Festara, una canción muy popular escrita por Joxe Vicente Etxegarai con música de Raimundo Sarriegui, un músico donostiarra de primeros del siglo pasado considerado como uno de los más populares dado que sus composiciones son columna vertebral de las principales fiestas del calendario donostiarra. Y tras este aperitivo musical vasco entonamos Oles ezkonberriak, del clérigo oñatiarra Francisco Madina y seguimos con la composición bilbaina Entre San Juan y San Pedro, de Víctor de Zubizarreta, un compositor bilbaino de la primera mitad del pasado siglo y que fue un virtuoso y precoz músico pues ya tocaba el órgano en la iglesia de San Nicolás de Bilbao a los 12 años. Fue, además, amigo del músico vaticanista Lorenzo Perosi, fundó la Schola Cantorum de Santa Cecilia en 1926 y fue el organista de la Basílica de Nuestra Señora de Begoña de Bilbao. Y como en Bayona estábamos muy cerca del Cantábrico, entonamos el ya archiconocido Boga, Boga que no podía faltar para finalizar esta primera parte de festivas canciones populares vascas.

La segunda parte la comenzamos con Las Ruinas del Monasterio, de Sthele, canción que cantamos a gusto y que, normalmente, suele ser muy aplaudida por el público. Y continuamos elevando el ambiente del recital con el ancestral canto al sol que es L´Emporda, del prolífico músico catalán Enric Morera y Viura, con ritmo y personalidad. Tampoco podía faltar la elemental canción gallega Negra sombra, que Xoan Montes elevó a sentimiento al transformar la poesía de Rosalía de Castro en melódicas palabras. Era el momento de finalizar esta segunda parte con El Rey León, con la voz solista de nuestro tenor primero Eduardo Perales, entonando la música que compuso el británico Elton John.

Pero para la tercera parte no podíamos olvidarnos del folklore de Cantabria. Comenzamos con Mi Jotuca, de Juan Guerrero Urreisti y seguimos con Date la Vuelta, de Arturo Dúo Vital, dos canciones clásicas de nuestro repertorio, que nos sirvieron para acercarnos musicalmente al mar Cantábrico, que baña la costa castreña, Era el momento de la composición de la habanera marinera de Nicolás Torre, De Roca en Roca y la popular Súbela marinero, de Alfonso Ruiz Martínez. El ambiente lírico en el templo bayonés del Santo Espíritu estaba ya suficientemente caldeado.

El concierto podíamos haberlo dado por finalizado pero preferimos continuar con dos nuevas canciones. Niña Hermosa, (con la voz solista de nuestro tenor primero, Eduardo Perales) una encantadora canción del catalán José Ruiz Gasch, que habla de los sentimientos y fidelidad que deben tenerse todas las parejas, y la alegría que transmite Alma Llanera, un joropo venezolado de Pedro Elías Gutiérrez, de ritmo contagioso que se ha convertido en el segundo himno de Venezuela.

Y pensamos que habíamos terminado, pero no fue así, porque el público, puesto en pie no quería marcharse y nos ovacionaba y solicitaba, al menos, una canción de propina. Por eso, quisimos terminar la velada con un recuerdo al poeta uruguayo fallecido una semana antes, Mario Benedetti y la voz de nuestro barítono Daniel Helguera cantando Te quiero, del compositor Alberto Favero. Un digno final lleno de vítores.

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