miércoles, 24 de diciembre de 2008
Fin de semana repleto de villancicos navideños en Castro Urdiales y Santoña
Como suele ser habitual por estas fechas, los conciertos adquieren un sentimiento navideño y las canciones habituales son, precisamente, villancicos. Este último fin de semana, efectuamos dos recitales, el ya clásico del Polideportivo Pachi Torre de Castro Urdiales, que convoca la Concejalía de Educación y Cultura del Ayuntamiento castreño, y un concierto en Santoña, en la iglesia de Santa María de Puerto, invitados por la Coral Portus Victoriae (en la foto), debutando con Los Templarios Marta Valle, alumna de nuestra directora y que acompañó al piano el villancico A Maitines. En las dos veladas dimos repaso toda una serie de villancicos populares que recientemente hemos incorporado a nuestro repertorio.
El Concierto de Navidad del viernes en el Pachi Torre era el habitual de todos los años, que convoca la Concejalía de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Castro Urdiales, en el que toman parte todas las agrupaciones musicales castreñas: Camerata Contra Viento y Marea, el Coro de Mujeres de la Casa del Mar, Santa María de Llovera de Otañes, La Coral Santa María, la Rondalla Al Sejo, Los Amigos de Castro Peña, la Banda Municipal de Castro y nosotros, Los Templarios. Cada agrupación musical tenía diez minutos para cumplir con el compromiso, antes de dar paso a la siguiente. La verdad es que en nuestro repertorio no se distinguía por el amplio número de villancicos y, por esta circunstancia, desde septiembre nos propusimos suplir este handicap y tener dispuestas interpretaciones navideñas muy populares y conocidas, que los públicos objetivo de cada momento pudieran tararear y seguir.
La denominación de villancico viene de los habitantes de las villas en el siglo XII cuando los villanos cantaban grupalmente en celebraciones como la Navidad. Luego, con el Renacimiento se comienzan a asociar a la religión convirtiéndose en canciones alegres y juguetonas, que reciben por primera vez el nombre de villancicos. Y, así, se acercan gradualmente desde las melodías de los villanos a los versos populares, con acompañamiento de la vihuela, un instrumento de cuerda parecido a la guitarra, de forma que comienzan a cantarse en las iglesias y se asocian a la religión.
Pero volviendo al primero de los recitales, los diez minutos que nos correspondieron los ocupamos con El Pequeño Tamborilero de la pianista americana Katherine K. Davis, compuesto en 1941 e inspirado en un villancico tradicional checo y que fue adaptado al castellano por Manuel Clavero; Al son del tiruliruliru, otro popular colombiano que el compositor argentino Dante Andreo adaptó para masas corales y Campana sobre Campana, conocida composición andaluza que arregló el músico valenciano Miguel Asins Arbó.
Y al día siguiente, acudimos a la cita de la Coral Portus Victoriae de Santoña, que por estas fechas organiza el Concierto de Navidad en la coqueta iglesia románica de Santa María de Puerto (sic), porque así nos lo confirmó la sacristana de esta parroquia, que hizo hincapié en el nombre de Puerto y no del Puerto, como habitualmente se conoce esta iglesia de la primera mitad del siglo XIII. Dicho esto, el recital de villancicos que preparamos lo comenzamos con el ya mencionado El Pequeño Tamborilero y seguimos con Los Campanilleros, una composición popular andaluza arreglada por Fernando Montero, que fue muy aplaudida.
¡Ay del Chiquirriquitín! otro villancico cordobés también muy conocido, terminó por caldear la gélida noche y con los dos siguientes disfrutamos. Fueron Al son del tiruliruliru y Campana sobre Campana, antes de abordar los dos últimos: El Rey León, de Elton John, el polifacético músico británico que compuso esta canción para la película del mismo título y que, aunque no es propiamente un villancico, el sentimiento amoroso que desprende era apropiado para la ocasión y A Maitines, de J. Cantó, digno colofón al recital navideño de Santoña con el acompañamiento al piano de Marta Valle.
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