Un último concierto de Primavera en Portugalete, en recuerdo de viejas competiciones corales

El ciclo de Conciertos de Primavera de la Fundación BBK lo completamos el sábado 7 de junio en Portugalete, con la memoria puesta en el recuerdo de viejas competiciones corales, pues esta localidad vizcaina posee hondas raíces musicales desde los años treinta, como Castro Urdiales. El recital que efectuamos en la iglesia de Nuestra Señora de Nazaret resultó mucho mejor que el de Ibarranguelua una semana antes. Esta vez no perdimos la concentración y el resultado final fue del agrado del numeroso público asistente. En mi mente quedó el recuerdo de un lejano 2 de septiembre de 1932 cuando la Sociedad Coral Castro Urdiales, formó el primer ochote castreño y se presentó al primer concurso, que ganó, en Portugalete. Esta vez no hubo competición de canto, pero para Los Templarios sí premio simbólico de evocación musical al volver a representar a Castro Urdiales en un lugar donde se aprecia la armonía coral.



Además, estábamos obligados a "quedar bien" porque nuestra directora, Izaskun Franco es nacida, precisamente, en Portugalete y no podíamos defraudarla ni dejarla en mal lugar. Y, por si no fuera suficiente, siempre es importante hacer examen de conciencia musical ---como procedimos en el ensayo del viernes--- para no repetir el descontrol de Ibarranguelua. Así que, con esta actualizada mentalidad, nos presentamos en la coqueta y moderna iglesia de Nuestra Señora de Nazaret de Portugalete para nuestro recital. El repertorio fue el mismo de los últimos conciertos: Oles Ezkonberriak, de Francisco Madina; Negra sombra, de Xoán Montes Capón; Las Ruinas del Monasterio, de Sthele; Mi Jotuca, de Juan Guerrero Urreisti; y Alma Llanera, de Pedro Elías Gutiérrez.

Puede parecer que nuestro repertorio es limitado por repetirnos con estas cinco canciones, pero no es así. Existe una explicación lógica, pues estamos preparando un importante concierto para julio y, además, en principio, teníamos que demostrarnos a nosotros mismos que lo ocurrido en Ibarranguelua tenía su lógica explicación y que podíamos cantar concentrados y con la gracia que, normalmente, nos caracteriza. Y así lo hicimos. Nuestra directora, Izaskun, como no podía ser de otra manera, no finalizó complacida del todo porque es muy exigente con nuestras interpretaciones, pero sonrió al final del concierto como muestra de satisfacción. Habíamos superado la prueba y el público también premió nuestro esfuerzo melódico con un fuerte aplauso.

De todas formas, estos Conciertos de Primavera de la Fundación BBK no han resultado del agrado de Los Templarios y merecen una crítica pues, aunque la logística de los viajes ha sido buena, sin dificultades, no se ha tenido en cuenta a la hora de formar los grupos ni el nivel musical de los coros ni el de las localidades que participan. Cada agrupación arrastra por si misma un prestigio, historia y calidad musical, además de su propia capacidad de organización del concierto que corresponde a cada coro y todos estos antecedentes debieran de estar presentes en la directiva de la BAE a la hora de constituir los grupos de los Conciertos de Primavera de la BBK. La motivación, en este caso, es muy importante porque sin ella la interpretación musical no fluye como es menester y se termina cantando a piñón fijo, sin ilusión ni sana competitividad.

El Coro de voces graves de Los Templarios de Castro Urdiales tiene tras de si una historia musical de casi 80 años, acompañada de un prestigio labrado en variadas pugnas polifónicas. Y, sin que pueda parecer pretencioso, representa con orgullo a un pueblo como Castro Urdiales de profunda pasión musical, que es necesario tener en cuenta.