domingo, 4 de mayo de 2008
Miscelánea histórica: Los concursos de los años cuarenta forjaron la leyenda del Ochote Santa Ana
Los años cuarenta fueron, precisamente, los que forjaron la leyenda del Ochote Santa Ana de Castro Urdiales, a base de homenajes, como el que les brindó el Ateneo de Santander en 1941, y los concursos celebrados en Bilbao, San Sebastián, Portugalete o Laredo. El Santa Ana terminaba cada concierto acrecentando su fama y prestigio a base de interpretaciones llenas de sonoridad y acusados e inverosímiles pianísimos, que erizaban el vello del público presente, que se rendía a los castreños sin alternativa ni capacidad de elección. De todas formas, como anécdota interesante, el Santa Ana se presentó en esos años cuarenta a un total de cuatro concursos de Bilbao, obteniendo dos primeros premios y dos segundos. En una quinta oportunidad, según datos de esa época, recogidos en la publicación castreña de La Ilustración, quisieron asistir a un quinto concurso en Bilbao y, según cuentan las crónicas de entonces, "les pusieron la proa" no pudiendo participar al alegar la organización diversos e infundados pretextos. Todo un detalle que aumentó más aún la fama del Ochote Santa Ana.
El Ochote Santa Ana tuvo su vigencia musical entre 1940 y 1965, pero sobre todo fueron los años cuarenta los que ampliaron su aureola de conjunto vocalista de prestigio. Así, el triunfo logrado en el concurso de Bilbao, hacia finales de 1940, produjo la organización de un homenaje del Ateneo de Santander al ochote castreño el 4 de enero de 1941 de forma que el público santanderino pudiese escuchar y hacer los honores al Santa Ana, que estuvo compuesto por los mismos vocalistas del concurso de Bilbao, salvo en la cuerda de los barítonos que cantó con Alfredo Martínez Gallastegui. Interpretaron un total de ocho canciones: L´Empordá, de Enric Morera; y Con Aire, de Lucio Lázaro (estas dos canciones las mantenemos activas en nuestro repertorio de hoy en día); Canto del Dalle, de Ramón Sáez de Adana; Erramillete, de Timoteo de Urrengoetxea; Ave María y Tenebrae factae sunt, de Tomas Luis de Victoria; Adagio, de Beethoven; y Escenas Tártaras, de Laurent de Rillé.
El público santanderino quedó tan encantado que les hicieron repetir Erramillete y Escenas tártaras, Un éxito sin precedentes.
En agosto de 1941, segundo éxito en Bilbao
Y siguiendo con la cronología de los años cuarenta, en la Semana Grande de Bilbao, en agosto de 1941, se celebró un nuevo concurso en el Instituto de Enseñanza de Bilbao, junto al teatro Campos de la calle Bertendona. El Santa Ana volvió a ganar el primer premio, seguido de los restantes participantes bilbainos: Arriaga, Dos por Cuatro, Diapasón, Siempre prestos, Los de siempre y, finalmente, Oyancas, de Somorrostro. El éxito de los castreños fue increíble y el fallo del jurado fue por unanimidad como prueba de la conjunción vocal del Santa Ana, que, para la ocasión, fue recibido en Castro Urdiales en loor de multitudes.
El Santa Ana interpretó en esta ocasión como obra asignada Bilbao La Vieja, de Timoteo de Urrengoetxea y Tenebrae fact sunt, de Tomás Luis de Victoria y Escenas Tártaras, de Laurent de Rillé.
Este triunfo logrado en Bilbao, dio como resultado una invitación especial para un concierto en la localidad guipuzcoana de Mondragón. El Ochote Santa Ana interpretó todo el repertorio de la Misa Pontifical de Lorenzo Perosi en la iglesia de San Juan Bautista y, posteriormente, ofreció un concierto en el Cinema Ideal a beneficio de la lucha antituperculosa de Gipuzkoa. Y, de nuevo, el éxito del Santa Ana fue apoteósico, al interpretar la mayor parte del repertorio señalado más arriba y, en especial como nuevas canciones, La muerte de la novia, de Enric Morera, Ator, Ator, mutil etxera, de Jesús Guridi; La Estudiantina pasa, de Mozart y O Vos ommes, de Tomás Luis de Victoria.
Así, con un ochote como el compuesto en la foto, formado por Antolino Helguera, Bruno Sáez, Miguel Fernández, Leopoldo Díaz, Iñaki Olabarria, Juanón Pérez, Alfredo Martínez y Ricardo Rueda, cerraríamos 1942 con el Santa Ana sentado en el trono del reino de los ochotes. Y tendríamos que continuar con su consolidación como celebérrimo conjunto vocal con los detalles del tercer concurso de ochotes de Bilbao y con el de Donostia San Sebastián en 1943, pero estas dos curiosas historias las comentaremos otro día.
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