domingo, 9 de marzo de 2008

Un subcampeonato de sabor agridulce


Los concursos dejan, precisamente, sabores diversos cuando se llega al final. Y en este caso del Concurso de la Canción Popular de Cantabria 2008 el regusto que nos ha quedado tiene dos sensaciones distintas: Por un lado, la dulce conformidad de haber cumplido el objetivo de haber quedado muy arriba y, por el otro, la amargura de quedarnos a un suspiro del triunfo; tan solo subcampeones. Estas dos impresiones fueron las que nos llevamos los componentes de Los Templarios a Castro Urdiales al final de una acelerada tarde de nervios y llena de esperanza por ganar. El jurado dio por ganador al Coro de Ronda Valle de Camargo de Maliaño---como no podía ser de otra manera--- que hizo méritos suficientes para llevarse la victoria. Pero la decisión del tribunal no ha resultado nada fácil, a tenor de los gestos de impotencia, que hacía uno de sus miembros, dando muestras de no saber cómo calificar al haber mezclado coros ronda, que cantan a pleno pulmón, con agrupaciones vocalistas, como la nuestra, que interpreta melodías populares de forma armoniosa.



Uno de los aspectos que debía de analizar el jurado del Concurso de la Canción Popular de Cantabria 2008 era la fidelidad a la canción original, que era como dejar cada juicio en el limbo. Los Templarios para esta ocasión escogimos dos canciones populares, que demostrasen nuestra forma de interpretar, nuestra armonía de cuerdas y nuestra capacidad de superación ante las dificultades. Nuestra directora Izaskun Franco escogió A la orillita del río, del compositor laredano Alfonso Ruiz Martínez, y Mi Jotuca, del músico donostiarra Juan Guerrero Urreisti, campurriano de adopción y considerado como uno de los compositores costumbristas mas representativos de Cantabria. La primera canción es una dulzura de melodía, con una parte media de contraste de voces poderosas y vitales, muy representativa de la montaña cántabra, y la jotuca es interpretativa, de sentimiento impactante y, sobre todo, difícil por los cambios de ritmo y voces. Sólo diré que disfruté cantando ambas.

Con estas dos armas musicales nos presentamos a un concurso, que nos hubiera gustado ganar, con el que Los Templarios teníamos clavada una espinita en el corazón, pues en el 2005 habíamos quedado también subcampeones en la categoría de corales. Entonces hubo una diferencia clara entre corales y coros de ronda, divididos en dos categorías, porque su música es absolutamente diferente. Las cuatro corales de ronda clasificadas por méritos propios para la final del pasado sábado interpretaron sus composiciones de forma monocorde y sin demasiadas variaciones, con reciedumbre como tienen que cantar este tipo de coros, incluyendo a los ganadores del Valle de Camargo, a los que pude escuchar en una de sus canciones haciendo en un momento de su actuación tres voces diferentes. Los Templarios, sin ánimo de menospreciar a nadie, realizamos en un momento de Mi Jotuca hasta seis cambios de voces pues la cuerda de los tenores primeros se desdobla en agudos y graves, mientras los tenores segundos les acompañamos también con los mismos tonos de boca cerrada. Por todo ello, esta edición íbamos a por todas a pesar de conocer las dificultades de vernos dentro de un tamiz demasiado tupido pero de agujero cósmico tan parcial. Baste como referencia el diplomático comentario, aunque expresivo, de un miembro del jurado a nuestro secretario, que afirmó aquello de "nos lo habeis puesto muy difícil".

Esta vez no logramos el triunfo y la resaca del esfuerzo musical que hemos efectuado nos deprime, pero no tanto porque en el autobús de vuelta ya pensábamos en nuestros próximos compromisos, como los Conciertos de Primavera 2008 de la BBK, que comienzan en abril. El martes, que viene, volveremos a los ensayos. Aquí es donde reside la clave del éxito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aupa los templarios sois los mejores!!! teniais que aver ganado!!