sábado, 5 de septiembre de 2009
Agradable reencuentro con el sonido de Santa María de Llovera de Otañes
El compromiso con la Junta Vecinal de Otañes del pasado martes resultó un agradable reencuentro con el buen sonido de la iglesia de Santa María de Llovera. No era la primera vez que cantábamos en este escenario y, la verdad, es que el buen recuerdo del año anterior no nos defraudó. Además, en esta ocasión, la dirección de Los Templarios corrió a cargo de José Luis Sáez, conocido director castreño que ya nos había dirigido con éxito en pretéritos trances musicales. El repertorio estuvo salpicado de nuestras composiciones clásicas, que dominamos y cantamos con disfrute.
Santa María de Llovera es una preciosa capilla del siglo XIII, situada en la pedanía castreña de Otañes, que posee una acreditada sonoridad para la música coral a capela por los agradables ecos que se producen con el canto coral. También ayudó a todo ello el repertorio escogido para la ocasión, de canciones alegres y con brío.
Comenzamos con alegría, con Festara, la famosa composición de Raimundo Sarriegui para San Sebastián y que todo el mundo conoce y canta en las fiestas guipuzcoanas. Continuamos con el ya archiconocido Boga, Boga, que no podría faltar en unas fiestas como estas, pues es una canción popular que el músico Jesús Guridi, convirtió hace mas de cincuenta años en un título imprescindible en todas las celebraciones familiares y de cuadrillas del País Vasco y alrededores. Luego, Cataluña fue nuestra siguiente parada musical con el ancestral canto al sol de L´Emporda, de Enric Morera y Viura. Y, para finalizar la primera parte del concierto, la voz de nuestro tenor primero José Luis Santamaría nos transportó hasta el cercano Mar Cantábrico con Súbela marinero, de Alfonso Ruiz Martínez, compositor de la corriente modernista que incorpora las melodías populares --de la montaña y del litoral-- a la lírica contemporánea de la música actual.
Llegaba la segunda parte de la velada y había llegado el momento de mezclar géneros musicales, que sabemos agradan al público seguidor de Los Templarios. Continuamos con Mi Jotuca, de Juan Guerrero Urreisti, un músico campurriano por adopción y por formación, que conocía a la perfección la atmósfera de las fiestas y los cantos tradicionales del Alto Campoo. Seguimos con Oles ezkonberriak, una alegre composición del clérigo oñatiarra Francisco Madina, que canta las costumbres del pueblo vasco, y llegamos de nuevo al zenit de esta segunda parte con la tercera interpretación, Te quiero, una canción que ha hecho popular a nivel mundial la cantante argentina Nacha Guevara y compuesta por el músico argentino Alberto Favero, bajo un poema de Mario Benedeti, recientemente fallecido. La voz solista de nuestro barítono Daniel Helguera puso la guinda al concierto al resonar agradablemente entre la cúpula y las bóvedas de Santa María de LLovera.
Y finalizamos, como empezamos, con alegría y baile, con Alma Llanera, una canción popular venezolana, que es un zapateado en algunos casos y en otros se asemeja a un vals. Siempre, se puede bailar con fuerza o con estilo y su ritmo es contagioso. Un digno final, que, obligado por los aplausos del público, nos apremió a la última canción de propina con la habanera humorística castreña De Roca en Roca, de Nicolás Torre.
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